sábado, 20 de octubre de 2012


¿Por qué nos limitamos a discutir?

Lo primero que debes considerar antes de discutir con otra persona es si el tema es "opinable" o no. ¿Qué significa ésto? Un asunto opinable es aquél del cual no podemos decir jamás si es verdadero o falso, bueno o malo, mejor o peor. Los asuntos opinables dependen de la opinión de las personas, es decir, de sus puntos de vista personales, como por ejemplo, qué grupo de rock es mejor que otro, qué corte de pelo debe usarse este verano o qué país posee las mejores playas. Incluso cosas tan profundas como la existencia de Dios son opinables, porque no podemos aportar pruebas objetivas para demostrarlas.
Ya te habrás dado cuenta, leyendo lo anterior, que no vale la pena pelear por asuntos "opinables". Quien no piensa igual que tú tiene tus mismos derechos, y por lo tanto su opinión es digna del mismo respeto con que tú pretendes que se trate la tuya. Tú puedes pensar que tu punto de vista es mejor, más digno, más profundo o más verdadero que el del otro, pero eso no cambia las cosas. El otro puede pensar exactamente lo mismo.
¿Qué quiere quien pelea por un asunto opinable? Que le "den" la razón. Que otros admitan que la tiene. Que acepten su verdad personal como propia. Detrás de quien hace ésto siempre hay una intención autoritaria (deseo de imponerse a los otros), y paternalista (creerse mejor y superior a los otros). Seguramente tú no quieres ser uno de éstos, y de seguro preferirías que te den la razón porque has convencido a tu interlocutor, antes que porque le inspiras temor o un desmedido respeto. El problema es que con los asuntos opinables nadie tiene la razón. ¿Para qué pelear por ella, entonces?

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